La guerra económica iniciada por Trump con China desde hace unos meses, sigue dañando al comercio internacional. En este caso, las políticas económicas propuestas por el presidente norteamericano pueden generar efectos realmente nocivos en la industria del videojuego.

Y es que la inclusión de estos aranceles, generaría un incremento en el coste de manufacturación de las consolas. Un ejemplo de ello, es que el 96% de las consolas que se han vendido en E.E.U.U. se fabricaron en China. Los riesgos generados por estas políticas van más allá de un impacto económico para el consumidor.

Tal y como afirman las tres compañías, el impacto económico será de tal magnitud, que pondrá en riesgo miles de empleos. Además, estos aranceles encarecerán no sólo el desarrollo de consolas, sino que también afectaría al desarrollo de videojuegos.

Todo esto tiene un impacto aún mayor teniendo en cuenta, que nos situamos en el final de esta generación de consolas. Esto hace, que para las compañías el proceso desarrollo de nuevo hardware cuente con muchas más dificultades.

Pongamos los datos sobre la mesa

Las compañías han redactado y enviado una carta de 7 páginas, a la Oficina de Comercio de Estados Unidos. Dentro de esta carta, resaltan los efectos de esta postura. Uno de ellos, es que el uso de estos aranceles hubiese en estas pasadas navidades, hubiese significado un coste de 840 millones de dólares extra.

Otro de los efectos derivados, es que las especificaciones que a día de hoy conocemos podrían verse afectadas. Es más, aunque ahora mismo sólo hablamos sobre consolas, estos efectos podrían llegar al jugador de PC. Esto supondría un encarecimiento de sus componentes.

Y es que, unas tasas del 25% en los aproximados 250 mil millones de dólares que se gastan en importaciones, suenan como mínimo abusivas. Esperemos que sea posible revertir esta situación extrema, que ha requerido que las tres compañías más importantes de la industria se hayan unido.

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